LA DOCTRINA DE JESUCRISTO DIOS HECHO HOMBRE, Y HOMBRE SIENDO DIOS

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1. LA DEIDAD DE CRISTO

La fe en la deidad de Cristo es necesaria para ser un cristiano, una parte esencial del evangelio de Cristo del Nuevo Testamento.
Sin embargo, en todos los siglos la iglesia se ha visto obligada habérselas con personas que dicen ser cristianas mientras que al mismo tiempo niegan o distorsionan la deidad de Cristo.
En la historia de la iglesia ha habido cuatro en que la confesión de la deidad de Cristo fue un asunto Ji crucial dentro de la iglesia. Fueron los siglos cuarto, diecinueve y veinte. Como estamos viviendo durante uno de los en que la herejía arremete contra la iglesia, es urgente que resguardemos la confesión de la iglesia sobre la deidad de Cristo.
En el Concilio de Nicea, en el año 325 d. C. la iglesia en oposición a la herejía arriana declaró que Jesús había sido engendrado, no hecho, y que su naturaleza divina era de la misma sustancia (homousios) que la del Padre. Esta afirmación declaró que la Segunda Persona de la Trinidad es una en sustancia con Dios el Padre. Es decir, el "ser" de Cristo es el ser de Dios. No es solo semejante a la Deidad, sino que es la Deidad.
La confesión de la deidad de Cristo surge de los múltiples testimonios del Nuevo Testamento. Como el Lagos Encarnado, Cristo se nos revela no solo como siendo preexistente a la creación, sino eterno. Se nos dice que en el principio era con Dios y que también Él era Dios (Juan 1:1-3). Que sea con Dios requiere una diferencia personal dentro de la Divinidad. Sea Dios requiere que esté incluido en la Divinidad.
En otros pasajes, el Nuevo Testamento le atribuye a Jesús términos y títulos que son claramente títulos divinos. Dios le otorga el título preeminentemente divino de Señor (Filipenses 2:9-11). Como Hijo del Hombre, Jesús dice ser el Señor del día de reposo (Marcos 2:28) y de tener autoridad para perdonar pecados (Marcos 2: 1-12). Se lo llama el "Señor de la gloria" (Santiago 2: 1) Y acepta la adoración de Tomás cuando le confiesa "[Señor mío, y Dios mío!" (Juan 20:28, véase Apocalipsis 22:8-9).
Pablo nos dice que en Él habita toda plenitud de la divinidad (Colosenses 1:19) y que Jesús es más alto que los ángeles, un tema reiterado en el libro de los Hebreos. Adorar a un ángel o a cualquier criatura, no importa lo exaltada que sea, es violar la prohibición bíblica en contra de la idolatría. Los Yo soy del evangelio de Juan también son un testimonio de la identificación de Cristo con la Deidad.
En el siglo quinto, el Concilio de Calcedonia (45 d. C.) afirmó que Jesús era verdadero hombre y verdadero Dios. Las dos naturalezas de Dios, su humanidad y su divinidad, eran sin con sin mutación, sin división y sin separación.
RESUMEN
1. La deidad de Cristo es una doctrina esencial para el cristianismo.
2. La iglesia ha tenido varias crisis heréticas con respecto a la deidad de Cristo en los siglos cuarto, quinto, diecinueve y veinte.
3. El Concilio de Nicea (325 d.C.) afirmó la deidad de Cristo, declarando que Él es de la misma sustancia o esencia que el Padre y que Él no es un ser creado.
4. El Nuevo Testamento afirma con claridad la deidad de Cristo.
5. El Concilio de Calcedonia (451 d.C.) declaró que Jesús era verdadero Dios.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
Marcos 2:28, Juan 1: 12-14, Juan 8:58, Juan 20:28, Filipenses 2:9-11, Colosenses 1:19.

2. LA SUBORDINACIÓN DE CRISTO

¿Qué es un subordinado? En nuestro idioma resulta claro que ser un subordinado de alguien es estar "bajo" la autoridad de es" persona. Un subordinado no es un igual; un 2':0 goza de la misma jerarquía que su superior o superiora. El sud significa "bajo" y súper significa "sobre" o "encima".
Cuando hablamos de la subordinación de Cristo debemos hacerlo con mucho cuidado. Nuestra cultura equipara la subordinación con la desigualdad. Pero en la Trinidad todos los miembros son iguales en naturaleza, en honor yen gloria. Los tres miembros son eternos, preexistentes; participan de todos los aspectos y los atributos de la Deidad.
En el plan de Dios para la redención, sin embargo, el voluntariamente asume un papel subordinado al Padre. Es el Padre quien envía al Hijo al mundo. El Hijo en obediencia viene a este mundo para hacer la voluntad del Padre. Debemos tener mucho cuidado y tomar nota, sin embargo, que no se trata de una obediencia forzada. Como son iguales en gloria, el Padre el son de una misma voluntad. El Padre desea la redención tan te como la desea el Hijo. El Hijo está ansioso por cumplir la obra de la salvación, tanto como el Padre está ansioso de que Él la cumpla.
Jesús declaró que lo consumía el celo por la casa de su Padre 2:17) y que su comida y bebida era hacer la voluntad del Padre.
Por último, debemos señalar que la subordinación y la obediencia de Cristo no fueron únicamente en el sufrimiento. El incluyó todos los aspectos de la obra de Cristo por nosotros y la glorificación final de Cristo.
La Confesión de Westminster recoge la interrelación entre el propósito del Padre y la obra de Cristo: Le complació a Dios, en su eterno propósito, el elegir y ordenar al Señor Jesús, su Unigénito Hijo, para ser el Mediador entre Dios y el hombre, el Profeta, el Sacerdote y el Rey, la Cabeza y el Salvador de Su Iglesia, el heredero de todas las cosas, y el Juez del mundo; a quien le dio desde la eternidad un pueblo, para que fuera su semilla, y para que en el tiempo Él lo redimiera, llamara, justificara, santificara y glorificara Al someterse a sí mismo a la perfecta voluntad de su Padre, Jesús hizo lo que nosotros no estábamos dispuestos a hacer, ni éramos capaces de hacer, por nosotros mismos. Obedeció la ley de Dios de manera perfecta. En su bautismo Cristo le dijo a Juan: "Porque así conviene que cumplamos toda  justicia" (Mateo 3: 15).
Toda la vida y el ministerio de Jesús demuestran esta perfecta obediencia. Al obedecer la ley de manera perfecta, Jesús logró dos cosas importantes. Por un lado, cumplió con los requisitos para ser nuestro Redentor, el Cordero sin mancha. Si Jesús hubiese pecado, no podría haber expiado sus propios pecados, mucho menos los nuestros. Por otro lado, su perfecta obediencia le mereció la recompensa prometida por Dios a todos quienes guardan su pacto.
Mereció las recompensas del cielo que ahora las ha entregado a nosotros. Como el Subordinado, salvó a un pueblo que se había insubordinado.
RESUMEN
1. Aunque Cristo es igual al Padre en términos de su naturaleza divina, está subordinado al padre en su papel en la redención.
2. La subordinación no implica ser "inferior".
3. La subordinación de Cristo es voluntaria.
4. La perfecta obediencia de Cristo hizo que cumpliera los requisitos para llevar el pecado de su pueblo y ganarse las recompensas del cielo prometidas a los redimidos.
TEXTOS DE REPASO PARA ESTUDIO
Juan 4:34, Filipenses 2:5-8, Hebreos 10:5-10 Juan 5:30, Hebreos 5:8-10.

3. LA HUMANIDAD DE CRISTO

Que Dios el Hijo haya tomado sobre sí mismo una naturaleza humana real es una doctrina crucial del cristianismo histórico. El gran concilio ecuménico de Calcedonia, en el año 451 d. c. declaré que Jesús es verdadero hombre y verdadero Dios y que la humanidad y divinidad de Cristo están unidas sin confusión, sin mutación, sin división y sin separación, cada naturaleza conservando sus propios atributos.
La verdadera humanidad de Jesús ha sido atacada, principalmente en dos formas. La iglesia primitiva se vio a combatir la herejía del docetismo, que enseñaba que Jesús no había tenido un cuerpo físico real ni una verdadera naturaleza humana. Argumentaban que Jesús meramente "parecía" tener cuerpo pero que en realidad era un ser fantasmal. Para contrarrestar' esto, Juan declaró con total firmeza que aquellos que negaban que Jesús había verdaderamente venido en la carne eran del Anticristo.
La otra herejía rechazada por la iglesia consistió en la monofisita. Según esta herejía Jesús no tenía dos naturalezas sine solo una, y esta naturaleza singular no era ni verdaderamente divina ni verdaderamente humana sino una mezcla de ambas. Se la llamaba una naturaleza, La ",u' No física implica una naturaleza humana deificada o una naturaleza divina humanizada. formas sutiles de la monzonita que amenazan; la iglesia en cada generación. La tendencia es hacia el que la naturaleza humana de Dios sea absorbida por la naturaleza divina, de manera tal que la humanidad de Jesús no tenga ninguna limitación verdadera.
Debemos distinguir entre las dos naturalezas de Jesús sin separarlas. Cuando Jesús tiene hambre, por ejemplo, vemos una manifestación de la naturaleza humana, no de la divina. Lo que se dice de la naturaleza divina o la naturaleza humana puede ser afirmada sobre la persona. Por ejemplo, en la cruz, Cristo, el Dios-hombre, murió. Esto, sin embargo, no significa decir que Dios pereció en la cruz. Aunque las dos naturalezas permanecen  unidas después de la ascensión de Cristo, es necesario que todavía diferenciemos ambas naturalezas en lo que respecta a la modalidad de su presencia entre nosotros. Con respecto a su naturaleza humana, Cristo ya no está entre nosotros. Sin embargo, con respecto a su naturaleza divina, Cristo siempre está entre nosotros.
La humanidad de Cristo fue como la nuestra. Se hizo hombre "por nuestra causa". Compartió nuestra situación para actuar como nuestro Redentor. Se convirtió en nuestro sustituto, tomando sobre sí mismo nuestros pecados y sufriendo en nuestro lugar.
También se convirtió en nuestro defensor, cumpliendo con la ley de Dios en nuestro lugar.
En la redención hay un intercambio en dos sentidos. Nuestros pecados son entregados a Jesús. Su justicia es entregada a nosotros.
Él recibe el juicio que correspondía a nuestra humanidad imperfecta, mientras que nosotros recibimos la bendición que le correspondía a su humanidad perfecta. En su humanidad Jesús compartía las mismas limitaciones comunes a todos los seres humanos, excepto que Él era sin pecado. En su naturaleza humana Él no era omnisciente. Su conocimiento, aunque verdadero y exacto, no era infinito. Había cosas que desconocía, tales como el día y la hora de su regreso a la tierra. Por supuesto, en su naturaleza divina Él es omnisciente y su conocimiento no tiene límites.
Como un ser humano, Jesús estaba restringido por el tiempo y el espacio. Como cualquier otro ser humano, no podía estar en más de un lugar al mismo tiempo. Transpiró. Tuvo hambre. Lloró.
Soportó el dolor. Era mortal, era capaz de sufrir la muerte. En todos estos aspectos Él era como nosotros.
RESUMEN
1. Jesús tuvo una naturaleza humana verdadera que estaba perfectamente unida a su naturaleza divina.
2. El docetismo dice que Jesús no tuvo un cuerpo físico verdadero.
3. La herejía monofisita implica de deificación de la naturaleza humana, resultando su humanidad eclipsada por su deidad.
4. La humanidad de Cristo es la base de su identificación con nosotros.
5. Jesús llevó sobre sí nuestros pecados y nos imparte su justicia.
6. La naturaleza humana de Jesús tenía las limitaciones de cualquier ser humano normal, excepto que Él era sin pecado.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
Juan 1:1-14, Gálatas 4:4, Filipenses 2:5-11, Hebreos 2:14-18, Hebreos 4: 15

4. LA NO PECAMINOSIDAD DE CRISTO

Cuando nos referimos a la no pecaminosidad de Cristo por lo general estamos haciendo referencia a su humanidad. Sería del todo innecesario afirmar la no pecaminosidad de la deidad de Cristo, ya que la deidad, por definición, no puede pecar ni peca.
La doctrina sobre la no pecaminosidad de Cristo nunca ha sido campo de controversia fundamental. Ni siquiera los herejes más recalcitrantes de la historia la han negado.
La no pecaminosidad de Cristo no nos sirve solamente de ejemplo. Es fundamental y necesaria para nuestra salvación. Si Cristo no hubiese sido el "cordero sin mancha" no podría haber asegurado la salvación de nadie, y además tendría que haber necesitado un salvador para Él mismo. Los múltiples pecados que Cristo cargó en la cruz requerían un sacrificio perfecto. Ese sacrificio debería ser hecho por uno que no tenía pecado.
La no pecaminosidad de Cristo puede considerarse desde un punto de vista positivo y otro negativo. Negativamente, Cristo estaba completamente libre de cualquier transgresión. No quebrantó nada de lo establecido en la santa ley de Dios. Obedeció escrupulosamente todo lo que Dios ordenó. A pesar de su no pecaminosidad, Cristo igualmente obedeció la ley judía, sometiéndose a la circuncisión, al bautismo, y posiblemente hasta al sistema de sacrificios. Positivamente, Cristo estaba ansioso por obedecer la ley; estaba comprometido en cumplir la voluntad de su Padre. De Cristo se nos dice que lo consumía el celo por la casa de su Padre (Juan 2:17) y que su comida era hacer la voluntad de su Padre (Juan 4:34).
Una dificultad relacionada con la no pecaminosidad de Cristo está relacionada con el versículo de Hebreos 4: 15: "Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado". Si Cristo fue tentado según nuestra semejanza, ¿cómo podría ser sin pecado? El problema se torna mayor aún cuando leemos Santiago 1:14-15, "sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte". Santiago nos describe un tipo de tentación que surge de los deseos pecaminosos que existen dentro de nosotros. Estos deseos ya son pecaminosos por naturaleza. Si Jesús fue tentado del mismo modo que somos tentados nosotros, esto parece estar sugiriendo que tenía deseos pecaminosos. Sin embargo, es precisamente hacia este asunto donde apunta el calificativo "pero sin pecado" del libro de Hebreos. Jesús tenía deseos. Pero no tenía ningún deseo pecaminoso.
Cuando fue tentado por Satanás el asalto vino del exterior. Fue una tentación externa. Satanás trató de seducir a Jesús para que comiera durante su ayuno. Sin duda que Jesús tenía hambre físicamente, que deseaba comer. Pero no hay ningún pecado en tener hambre. Jesús deseaba comer; pero Jesús estaba comprometido a obedecer la voluntad de su Padre. No tenía ningún deseo de pecar.
Fue la no pecaminosidad de Jesús lo que lo habilitó para ser el sacrificio perfecto por nuestros pecados. Sin embargo, nuestra salvación requiere dos aspectos para la redención. No solo fue necesario que Jesús fuese nuestro sustituto y que recibiera el castigo que merecían nuestros pecados; también tuvo que cumplir con toda la ley de Dios de manera perfecta para asegurar el mérito que nos era necesario para recibir las bendiciones del pacto de Dios. Jesús no solo murió como lo perfecto por Jo imperfecto, lo que era sin pecado por lo que era pecaminoso, sino que vivió la vida de perfecta obediencia exigida para nuestra salvación.
RESUMEN
1. La no pecaminosidad de Cristo es necesaria para nuestra salvación.
2. Jesús hizo la expiación como el Cordero sin mancha.
3. Cristo no fue tentado por sus deseos pecaminosos.
4. Jesús, por su perfecta obediencia, cumplió con la justicia (el mérito) que requeríamos para ser salvos.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
Mateo 3:15, 2 Corintios 5:21, 1 Pedro 3:18, Romanos 5:18-21, Hebreos 7:26.

5. EL NACIMIENTO VIRGINAL

La doctrina del nacimiento virginal de Jesús sostiene que el nacimiento de Jesús fue el resultado de una concepción milagrosa en la que la Virgen María concibió un niño en su vientre e: poder del Espíritu Santo, sin intervención de un padre humano. El nacimiento milagroso de Cristo nos está diciendo mucho su naturaleza. El hecho de que haya nacido de una mujer demuestra que Jesús era verdaderamente humano y que se convirtió en uno de nosotros. La humanidad de Cristo, sin embargo, no era su mente igual a la nuestra. Nosotros hemos nacido con el original, Cristo no.
El nacimiento virginal también está relacionado con la de Cristo. Si bien es posible que la Deidad se incorpore a este mundo de otra manera que no sea un nacimiento virginal, el milagro de su nacimiento nos demuestra la divinidad de Cristo, La anunciación del ángel Gabriel a María subraya este Cuando le dijo a María que habría de tener un María estaba sorprendida: "¿Cómo será esto? pues no conozco varón" (Luc. 1:34).
La respuesta de Gabriel a María tiene un significado decisivo para nuestro entendimiento del nacimiento virginal: "El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder el Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios" (Lucas 1:35). Y momentos más tarde el ángel agregó: "porque nada hay imposible para Dios" (Lucas 1:37).
Fuera de la inseminación artificial, que es una variación moderna y no milagrosa de la concepción, no hay nada más regular y común en la naturaleza que la concepción de un bebé como resultado normal luego de una relación. Que una mujer que no ha tenido relaciones sexuales con un hombre quede embarazada no es solo un hecho biológico extraordinario sino que es claramente contrario a las leyes de la naturaleza.
Pero el hijo de María no fue generado por María misma. El "padre" del niño fue el Espíritu Santo. El Espíritu descendiendo sobre María y "cubriéndola con su sombra" nos recuerda la obra del Espíritu Santo en la creación original del mundo. Nos revela  que este niño será una creación especial porque su padre es Dios mismo.
Quienes no creen en el nacimiento virginal por lo general tampoco creen que Jesús sea el verdadero Hijo de Dios. La doctrina del nacimiento virginal se convierte así en una doctrina divisoria de las aguas, separando a los cristianos ortodoxos de aquellos que no creen en la resurrección ni en la expiación.
RESUMEN
1. La Biblia enseña el nacimiento virginal claramente y sin ambages.
2. El nacimiento de Jesús de una mujer dirige nuestra atención a su humanidad y su venida como el nuevo o el segundo Adán.
3. El hecho de que Jesús haya nacido sin la intervención de un padre humano nos está indicando su naturaleza divina como el Hijo de Dios.
4. La negación del nacimiento virginal suele estar vinculada a la negación de los elementos sobrenaturales y milagrosos en la Escritura.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
Isaías 7:10-16, Mateo 1:23, Romanos 1:3-4, 1 Corintios 15:45-49, Gálatas 4:4.

6. JESUCRISTO COMO EL UNIGÉNITO HIJO

La Biblia se refiere a Jesús como siendo "el unigénito del Padre" (Juan 1:14) Y esto ha provocado mucha controversia en la historia de la iglesia. Como a Jesús también se lo llama "el primogénito de toda creación" (Colosenses 1:15), se sostiene que la Biblia enseña que Jesús no es divino, sino que se trata de una criatura exaltada.
Tanto los Testigos de Jehová como los Mormones niegan la deidad de Cristo apelando a estos conceptos. Es principalmente por causa de su negación de la deidad de Cristo que estos dos grupos son considerados sectas y no denominaciones cristianas propiamente dichas.
La deidad de Cristo fue un tema crucial de discusión en el siglo cuarto cuando el hereje Arria negó la Trinidad. El principal argumento de Arria en contra de la deidad de Cristo anticipaba los argumentos modernos de los Testigos de Jehová JI los Mormones.
Arria fue condenado como hereje en el Concilio de Nicea en el año 325 d. c. Arria sostenía que la palabra griega traducida como el sufijo "génito" (en la palabra "unigénito" y "primogénito") significaba "suceder", "convertirse", "comenzar a ser". Lo que ha sido engendrado debe tener un comienzo en el tiempo. Debe ser finito en lo que respecta al tiempo, lo que es un signo de una criatura. Ser "el primogénito de toda creación" sugiere la jerarquía superior de todo lo creado, superior a los ángeles, pero siempre dentro del orden de lo creado, sin ascender a un orden superior. Adorar a una criatura, de cualquier tipo, constituye una idolatría. Ningún ángel ni ninguna otra criatura son dignos de adoración. Arrió concibió el atribuirle la deidad a Jesús como un rechazo blasfemo del monoteísmo bíblico. Arria consideraba que Dios debía ser considerado "uno", uno en esencia y uno en persona.
El Credo Niceno refleja la respuesta de la iglesia a la herejía arriana. Confiesa que Jesús "fue engendrado, no hecho". En esta fórmula tan sencilla, la iglesia estaba celosamente protegiéndose de la idea de interpretar el sufijo "génito" (en la palabra "unigénito" y "primogénito") como queriendo significar creado, o llevando implícita la idea de una criatura.
Algunos historiadores han censurado al Concilio de Nicea por haberse comprometido en defender una causa especial o requerir una gimnasia mental para eludir el significado liso y llano de la palabra griega traducida por el sufijo génito en la expresión "el primogénito de toda creación". La iglesia, sin embargo, no huyó del significado primario de estos términos de una manera arbitraria.
Había una base justificable para esgrimir el morfema génito con el calificativo "no hecho".
En primer lugar, la iglesia estaba buscando entender estas expresiones dentro del contexto total de la enseñanza bíblica relacionada con la naturaleza de Cristo. Estando persuadida de que el Nuevo Testamento le asignaba claramente la deidad a Cristo, la iglesia se rehusaba a enfrentar una parte de la Escritura contra otra.
En segundo lugar, si bien el Nuevo Testamento había sido escrito en griego, muchos de sus conceptos y formas de pensamiento estaban cargados de significados hebreos. Los conceptos hebreos fueron transmitidos por el vehículo de la lengua griega.
Este hecho de por sí ya nos está poniendo en sobre aviso con respecto a la tendencia a apoyarnos excesivamente sobre los matices del griego clásico. Del mismo modo que sería un error entender la palabra logos, tan cargada de connotaciones, que Juan utilizó para referirse a Jesús, exclusivamente con las ideas griegas asociadas a la utilización de ese término.
En tercer lugar, el morfema génito es utilizado de una manera especial en el Nuevo Testamento. En Juan 1:14 Jesús es llamado "el unigénito". Nuevamente, en Juan 1:18 se lo llama "el unigénito Hijo". Hay evidencia muy significativa en los manuscritos que sugiere que el griego original decía "el unigénito Dios". Si este texto hubiese sido el aceptado, el debate ya habría sido superado.
Sin embargo, si de todos modos tratamos el pasaje como diciendo "el unigénito Hijo", todavía contamos con un calificativo crucial. Jesús es llamado el unigénito (monogenais). El prefijo mono es más fuerte en griego que el prefijo castellano uní. Jesús es absolutamente singular en su génesis. Ha sido engendrado de una manera única en su género. No hay nada ni nadie que haya sido engendrado en el mismo sentido en que fue engendrado Jesús. El hecho de que la iglesia pueda hablar sobre la génesis eterna de Cristo es un intento de hacer justicia a este factor. El Hijo procede eternamente del Padre, no como una criatura, sino como la Segunda Persona de la Trinidad.
El libro de Hebreos, que también hace referencia a Jesús come "engendrado" (Hebreos 1:5), es posiblemente la que contiene la Cristología más elevada del Nuevo Testamento. 'E: único libro del Nuevo Testamento que puede rivalizar con Hebreos a este respecto es el evangelio de Juan. Y- es precisamente Juan que llamaba a Jesús "Dios" con total claridad. Es también Juan que habla de Cristo como "el unigénito".
Por último, la expresión "el primogénito de toda creación" debe ser entendida a partir del panorama cultural judío del primer siglo. Desde esta perspectiva podemos ver que el término primogénito se refiere a la posición exaltada de Cristo como el heredero del Padre. De la misma manera que el hijo primogénito solía recibir la herencia patriarcal, Jesús como el Hijo divino recibe el reino del Padre como su herencia.
RESUMEN
1. Ha habido mucha controversia en la historia de la iglesia sobre la deidad de Cristo por el hecho de que Jesús es llamado "el unigénito del Padre" y "el primogénito de toda creación".
2. Los Testigos de Jehová y los Mormones utilizan estos pasajes para negar la deidad de Cristo.
3. El Credo Niceno declaró que Jesús fue "engendrado, no hecho". Esta aclaración se hizo para reflejar la afirmación sobre la deidad de Cristo contenida en el Nuevo Testamento.
4. Jesús es llamado "el unigénito" del Padre. Jesús ha sido engendrado por el Padre de una manera única en su género, no como una criatura, sino como el Hijo eterno de Dios, como la Segunda Persona de la Trinidad.
5. El término primogénito debe ser entendido en el contexto judío del primer siglo. Jesús es "el primogénito de toda creación" en el sentido de que Él es el heredero de todo lo que le pertenece al Padre. "
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
Juan 1:1-18, Colosenses 1:15-19, Hebreos 1:1-14.

7. EL BAUTISMO DE CRISTO

El rito del bautismo con agua efectuado por Juan el Bautista está ligado estrechamente al sacramento del bautismo instituido por Jesús como señal del nuevo pacto. Si bien hay una continuidad entre los dos bautismos, no deben ser considerados como idénticos.
El bautismo de Juan, considerado de manera apropiada, corresponde al Antiguo Testamento. Aunque leemos sobre Él en el Nuevo Testamento, el Nuevo Pacto no comenzó hasta que el ministerio de Juan hubo terminado. Fue un requisito que Dios le dio a su pueblo, Israel. Fue un bautismo de preparación. Juan predicó que el reino de Dios se acercaba. Era el heraldo del Mesías. La cercanía de] reino venidero de Dios estaba presente en la inminente aparición de Cristo. El Mesías Rey estaba a punto de ser conocido, pero el pueblo de Israel no estaba pronto para recibirlo. No estaban preparados. Estaban sucios.
El bautismo de Juan constituyó una innovación radical. Antes de Juan, los gentiles que se convertían al judaísmo debían cumplir con un rito de purificación de lavamiento. Cuando aparece Juan el Bautista, Dios les ordena también a los judíos que se arrepientan y sean lavados. El clero judío entendía que el requisito de Juan era herético e insultante. Significaba que Juan estaba tratando a los judíos como si fueran tan sucios como los gentiles. Jesús se sometió voluntariamente al bautismo de Juan, e incluso insistió (frente a las protestas de Juan) porque en su papel como Mesías era necesario que él se sometiera a todos los requisitos de la ley de Dios para Israel. En su identificación con su pueblo, Jesús fue bautizado para cumplir con la justicia.
Cuando Jesús entró en el río Jordán para ser bautizado por Juan, este acontecimiento marcó el comienzo del ministerio terrenal de Jesús. En ese momento Jesús no solo se identificó con el pecado de su pueblo, sino que fue ungido por el Espíritu Santo para su ministerio. En un sentido se trató de la ordenación de Jesús.
Fue aquí cuando comenzó su vocación como el Cristo. El término Cristo significa "el ungido". Jesús fue ungido por el Espíritu Santo en ocasión de su bautismo y comenzó a cumplir con el papel del Mesías descrito por Isaías. "El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos" (Isaías 61:1).
RESUMEN
1. El bautismo de Juan fue una preparación para la venida del Mesías.
2. El bautismo de Juan era un insulto para la oficialidad judía porque implicaba que estaban "sucios".
3. Jesús fue bautizado no por sus pecados sino para identificarse con los pecadores a quienes había venido a salvar.
4. Jesús fue ordenado o ungido en su bautismo.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
Isaías 40:3, Mateo 3:13-17, Marcos 1:1-5, 2 Corintios 5:21.

8. LA GLORIA DE CRISTO

Solemos pensar en la gloria como algo que es alcanzado por victorias atléticas extraordinarias, por logros comerciales, por la fama personal. En la Biblia, sin embargo, está relacionada con el fulgor radiante que emana de la majestad trascendente de Dios.
En algunos momentos cruciales el esplendor de la deidad de Jesús se filtró a través del manto de su humanidad. El posible que la gloria de Cristo no haya sido más evidente que lo que fue durante su transfiguración. La palabra griega para transfiguración es metamorphoomai, de donde proviene también nuestra palabra metamorfosis. Está denotando un cambio de forma; por ejemplo, la transformación que ocurre cuando una oruga se convierte en una mariposa. El prefijo trans significa literalmente "a través". En ocasión de la transfiguración hubo un límite o barrera que fue traspuesto. Podríamos decir que fue el cruce de una línea entre lo natural y lo sobrenatural, entre lo humano y lo divino. El cruce de una dimensión a otra para ingresar al dominio exclusivo de Dios.
En la transfiguración una luz resplandeciente emanaba de Jesús. Esta luz era la manifestación visible de la frontera que había sido traspuesta. Existen algunas similitudes entre esta manifestación de la gloria y la cara resplandeciente de Moisés cuando descendió del monte Sinaí con los Diez Mandamientos. Las diferencias, sin embargo, son significantes. El rostro de Moisés resplandecía con la gloria reflejada. Cristo no estaba simplemente reflejando el esplendor de la gloria divina, sino que su gloria era el esplendor de la gloria divina. A este respecto, y con toda claridad, su gloria trascendía la gloria reflejada en el rostro de Moisés.
Cristo, entonces, no reflejaba la luz sino que era la fuente de la luz. La transfiguración se asemeja a lo que los cristianos hemos, de experimentar en la Nueva Jerusalén. En Apocalipsis 21: 23, Juan nos explica que la ciudad celestial no tendrá necesidad ni de sol ni de luna para iluminarla. Será iluminada por la gloria de Dios.
El Cordero será su luz. Juan escribe: "Y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará" (Apocalipsis 22:4-5).
No debe sorprendernos que la gloria de Cristo resplandeciera durante la transfiguración. Lo que debe sorprendernos es que voluntariamente cubrió su gloria con un velo por amor de sus hijos.
RESUMEN
1. La gloria de Cristo fue revelada en ocasión de su transfiguración.
2. La transfiguración de Cristo fue un cambio de forma, el paso desde lo natural a lo sobrenatural.
3. La gloria de Cristo no es simplemente el reflejo de la gloria de Dios, sino que es la propia gloria de Dios mismo.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
Mateo 17:1-9, Marcos 13:24-27, Hebreos 1:1-3, Apocalipsis 22:4-5.

9. LA ASCENSIÓN DE CRISTO

La iglesia moderna suele pasar por alto la importancia de la ascensión. Tenemos celebraciones especiales y feriados (días santos) para recordar el nacimiento (la Navidad), la muerte (el Viernes Santo) y la resurrección (Domingo de Resurrección) de Cristo. La mayoría de las iglesias, sin embargo, apenas si hacen alguna mención a la ascensión. Sin embargo, la ascensión es un acontecimiento de profunda importancia en la redención. Señala el momento cumbre de la exaltación de Cristo antes de su segunda venida. Fue en la ascensión cuando Cristo entró en su gloria. Jesús describió su partida de esta tierra como siendo mejor para nosotros que su presencia permanente.
La primera vez que Jesús les anunció su pronta partida a sus discípulos, estos se entristecieron. Sin embargo, más adelante pudieron reconocer la importancia de este gran acontecimiento. Lucas nos registra la ascensión: y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo (Hechos 1:9-11).
Observamos que Jesús partió en una nube. Esta es probablemente una referencia a la Shekinah, la nube de la gloria de Dios. La Shekinah supera en resplandor a cualquier otra nube. Es la manifestación visible de la gloria esplendorosa de Dios. Por lo tanto, la manera de la partida de Jesús no fue para nada ordinaria.
Fue un momento de asombroso esplendor. Ascender significa "subir" o "elevarse". Sin embargo, la expresión ascensión es utilizada con respecto a Cristo con un significado más profundo, más rico y más específico. La ascensión de Jesús fue un acontecimiento singular. Tiene un carácter distinto al hecho de que Enoc haya sido llevado directamente al cielo o a la partida de Elías en un carro de fuego.
La ascensión de Jesús se refiere al hecho de la ida de Jesús a un lugar especial con un propósito especial. Va al Padre, a la diestra del Padre. Asciende a la sede de la autoridad cósmica. Jesús se dirige al cielo para su coronación, su confirmación como el Rey de Reyes.
Jesús también ascendió para entrar al Lugar Santísimo celestial, para continuar su obra como nuestro Sumo Sacerdote. En el cielo Jesús reina como el Rey e intercede por nosotros como nuestro Sumo Sacerdote. Desde esa posición de autoridad elevada, Él derramó su Espíritu sobre la iglesia. Juan Calvino señaló: y así, aunque habiendo subido al cielo, haya sido quitada de nuestra vida su presencia corporal, no ha dejado de estar con los fieles su auxilio y su potencia, ni ha dejado de manifestar la virtud de su presencia .
Cuando Jesús ascendió al cielo para su coronación como el Rey de Reyes, se sentó a la diestra de Dios. La diestra de Dios es la sede de la autoridad. Desde esta posición Jesús gobierna, administra su reino, y preside como el juez del cielo y de la tierra.
A la diestra del Padre, Jesús ocupa la posición como Cabeza de su cuerpo, la iglesia. Pero en esta posición, la autoridad, y la jurisdicción y administración de su gobierno se extienden más allá de la esfera de su iglesia y alcanzan a todo el mundo. Aunque es posible distinguir a la iglesia y el estado dentro del dominio de Jesús, estas nunca están separadas o divorciadas. Su autoridad se extiende a ambas. Todos los gobernantes de este mundo deberán rendirle cuentas a Él y serán juzgados por Él en su función como el Rey de Reyes y el Señor de Señores.
Todas las personas en el cielo y la tierra han sido llamadas por Dios para reverenciar la majestad de Jesús, para ser gobernadas por su mano, para rendirle el homenaje debido, y para someterse a su poder. Todas las personas finalmente deberán pararse delante de Jesús cuando se siente en el juicio final.
Jesús tiene la autoridad para derramar su Espíritu Santo sobre la iglesia. Pero Jesús derramó su Espíritu recién después que se hubo sentado a la diestra de Dios. El Espíritu ejerce su ministerio en subordinación al Padre y al Hijo, que juntos lo enviaron para aplicar la obra de Cristo para salvación a los creyentes.
Mientras está sentado a la diestra de Dios, Jesús ejerce su papel como el Rey de Reyes y, asimismo, cumple su papel como juez cósmico. Es el juez sobre todas las naciones y sobre todos los pueblos. Aunque Jesús es nuestro juez, el Padre también lo ha nombrado nuestro abogado. Es nuestro defensor. En el juicio final nuestro defensor de oficio será el mismo juez que presida. Podemos atisbar la intercesión de Jesús por sus santos en el martirio de Esteban:
Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios, y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios (Hechos 7:55-56).
RESUMEN
1. La ascensión no recibe mucha atención en la iglesia moderna.
2. La ascensión representa un punto crítico en la exaltación de Cristo en la historia de la redención.
3. Cristo partió en una nube de gloria.
4. Cristo ascendió a un lugar específico para un propósito específico: su coronación como el Rey de Reyes.
5. En su ascensión, Cristo entró a desempeñar su papel como nuestro Sumo Sacerdote celestial y se sentó a la diestra de Dios, la sede de autoridad cósmica.
6. Desde esa posición a la diestra de Dios, Jesús autorizó el derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés.
7. En su posición de autoridad, Jesús es el Juez sobre todo.
8. Jesús también es el abogado o defensor de su pueblo.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
Lucas 24:50-53, Romanos 8:34, Romanos 14:9-10, Efesios 4:7-8, Hebreos 9:23-28.

10. JESUCRISTO COMO EL MEDIADOR

Un mediador es un intermediario. Es alguien que hace de intermediario entre dos o más personas o grupos en disputa e intenta reconciliarlos. En términos bíblicos, los seres humanos son considerados en enemistad contra Dios. Nos hemos rebelado, revolucionado y rehusado a obedecer la ley de Dios. Como resultado, la ira de Dios está sobre nosotros. Para modificar o redimir esta situación catastrófica, es necesario que seamos reconciliados con Dios.
Para efectuar nuestra reconciliación, Dios el Padre nombró y envió a su Hijo como nuestro Mediador. Cristo nos trae nada más y nada menos que la majestad divina de Dios mismo -Él es Dios encarnado. Sin embargo, tomó sobre sí mismo una naturaleza humana y se sometió voluntariamente a las demandas de la ley de Dios.
Cristo no comenzó la reconciliación en un intento para persuadir al Padre a dejar de lado su ira. Por el contrario, en el eterno consejo de la Divinidad había un acuerdo total entre el Padre y el Hijo para que el Hijo viniera como nuestro Mediador. Ningún ángel podía venir como representante de Dios; únicamente Dios mismo podía hacer eso.
En la Encarnación, el Hijo tomó sobre sí mismo la naturaleza humana para obtener la redención de la simiente caída de Adán.
Por su perfecta obediencia, Cristo satisfizo las demandas de la ley de Dios y logró la vida eterna para nosotros. Por su sumisión a la muerte expiatoria en la cruz, satisfizo las demandas de la ira de Dios contra nosotros. Tanto desde una perspectiva positiva como negativa, Cristo satisfizo las condiciones divinas para la reconciliación.
Nos hizo un nuevo pacto con Dios por su sangre y continúa diariamente intercediendo por nosotros como nuestro Sumo Sacerdote.
Un mediador efectivo es alguien que es capaz de lograr que dos partes que están en conflicto, o alejadas entre sí, logren la paz.
Este es el papel que desempeñó Jesús como nuestro Mediador perfecto. Pablo declaró que tenemos paz con Dios mediante la obra de reconciliación de Cristo: "Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo" (Romanos 5:1).
La obra mediadora de Cristo es superior a la obra ejercida por cualquier otro mediador. Moisés fue el mediador del Antiguo Pacto. Fue el intermediario de Dios, entregándoles a los israelitas la ley. Pero Jesús es superior a Moisés. El autor del libro a los Hebreos declara: Porque de tanto mayor gloria que Moisés es estimado digno éste, cuanto tiene mayor honra que la casa el que la hizo... Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo... pero Cristo (fue fiel) como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros (Hebreos 3:3-6).
RESUMEN
1. Un mediador trabaja para lograr la reconciliación entre dos partes alejadas.
2. Cristo como el Dios-hombre nos reconcilia con el Padre.
3. Cristo y el Padre estaban de acuerdo desde la eternidad de que Cristo debería ser nuestro Mediador.
4. La obra de mediación de Cristo es superior a la de los profetas, la de los ángeles, y la de Moisés.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
Romanos 8:33-34, 1 Timoteo 2:5, Hebreos 7:20-25, Hebreos 9:11-22.

11. EL OFICIO TRIPLE DE CRISTO

Una de las grandes contribuciones para un entendimiento cristiano de la obra de Cristo es la exposición de Juan Calvino sobre el oficio triple de Cristo como Profeta, Sacerdote y Rey] . Como el profeta de Dios por excelencia, Jesús fue el objeto y el sujeto de la profecía. Su persona y su obra son el punto focal de las profecías del Antiguo Testamento, pero Él mismo también fue un profeta.
El reino de Dios y el papel que Jesús desempeñaría dentro de dicho reino venidero son temas principales en las afirmaciones proféticas de Jesús. La función principal de un profeta era transmitir la Palabra de Dios. Jesús transmitió la Palabra de Dios, pero además,
El mismo es la Palabra de Dios. Jesús fue el Profeta de Dios supremo, siendo la Palabra de Dios en la carne.
El profeta del Antiguo Testamento era una clase de mediador entre Dios y el pueblo de Israel. Hablaba al pueblo como representante de Dios. El sacerdote hablaba a Dios como representante del pueblo. Jesús también cumplió el papel del Sumo Sacerdote.
Los sacerdotes del Antiguo Testamento ofrecían sacrificios regularmente, pero Jesús ofreció un sacrificio de valor eterno, una vez y para siempre. La ofrenda de Jesús al Padre consistió en el sacrificio de sí mismo. Él era la ofrenda y el que ofrendaba.
Mientras que en el Antiguo Testamento los oficios mediadores de profeta, sacerdote y rey eran ejercidos por individuos distintos, estos oficios son ejercidos de manera suprema en la persona de Jesús. Jesús cumplió la profecía mesiánica del Salmo 110. Él es descendiente de David y el Señor de David. Él es el sacerdote que también es Rey. El Cordero que es sacrificado es también el León de Judá. Para entender la obra de Cristo en su totalidad, no debemos considerarlo simplemente como un profeta, o un sacerdote, o un rey. Todos estos tres oficios fueron perfectamente cumplidos por Él.
RESUMEN
1. Jesús fue el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento y El mismo fue un profeta.
2. Jesús fue el Sacerdote y el sacrificio. Como el Sacerdote, Él se ofreció a sí mismo como el sacrificio perfecto por el pecado.
3. Jesús es el ungido Rey de Reyes y el Señor de Señores.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
Salmo 110, Isaías 42:1-4, Lucas 1:26-38, Hechos 3:17-26, Hebreos 5:5-6.

12. LOS TÍTULOS DE JESÚS

Jesús de Nazaret tuvo más títulos que ninguna otra persona de la historia. Una muestra breve incluiría a los siguientes:
Cristo, Señor, Hijo del Hombre, Salvador, Hijo de David, Gran Sumo Sacerdote, Hijo de Dios, Alfa y Omega, Maestro, Rabí, Justicia, Profeta, Rosa de Sarón, Lirio del Valle, Abogado, León de Judá, Cordero de Dios, Segundo Adán
Los principales titulas conferidos a Jesús son:
1. CRISTO. El título de Cristo es utilizado con respecto a Jesús con tanta frecuencia que la gente suele confundirlo con su apellido. No se trata de un nombre, sin embargo, sino de un título que hace referencia a su posición y a su obra como el Mesías. El término Cristo proviene del griego Christos, utilizado para traducir la palabra hebrea Mesías. Cristo y Mesías significan "el Ungido".
En el Antiguo Testamento el concepto del Mesías prometido, que sería ungido por el Espíritu Santo, era una idea compleja y de varias aristas. No todos los judíos compartían la misma idea sobre el Mesías.
Un concepto sobre el Mesías era que sería un rey. Sería el ungido Hijo de David, el León de Judá, que restauraría el reino caído de David. (Este aspecto excitaba a los judíos y avivaba las llamas de su esperanza en un gobernador político que los liberaría del yugo de Roma.)
Pero el Mesías también era conocido como el Siervo de Dios, como el Siervo Sufriente mencionado en la profecía de Isaías.
Parece ser imposible unir estas dos vertientes en una persona, aunque obviamente 10 fueron en Jesús.
El Mesías sería también un ser celestial (el Hijo del Hombre) y estaría relacionado con Dios el Padre de una manera singular (el Hijo de Dios). Sería, además, el sacerdote y el profeta. Cuanto más reconocemos la complejidad que encierra el concepto del Mesías, más nos asombra la manera intrincada en que todas estas vertientes se fusionaron en la persona y la obra de Jesús.
2. SEÑOR. El segundo título utilizado con mayor frecuencia para referirse a Jesús en el Nuevo Testamento es el título de Señor.
Este título es de suprema importancia para entender el retrato que nos hace el Nuevo Testamento sobre Jesús. El término Señor es utilizado de tres maneras distintas en el Nuevo Testamento. La primera de ellas es una costumbre cordial y amable de dirigirse a alguien, la que usamos cuando anteponemos la palabra "señor" al apellido de alguien. El segundo uso se refiere al dueño de un esclavo o "señor". En este caso se aplica a Jesús en un sentido figurativo. Él es nuestro señor y nosotros sus esclavos. El tercer uso es de carácter imperial. Se refiere a aquel que tiene la soberanía.
En el primer siglo, los emperadores romanos exigían un juramento de lealtad de parte de sus sujetos, quienes debían confesar según la fórmula de que "César es el Señor". Los cristianos sufrieron el martirio por negarse a cumplir esta orden.
En su lugar, proclamaban el primero de los credos cristianos, "Jesús es el Señor". Llamar a Jesús "Señor" era una postura radical desde el punto de vista de los romanos, pero también lo era desde una perspectiva judía, ya que es el título dado a Dios mismo en el Antiguo Testamento.
El título Señor le fue dado a Jesús por Dios el Padre. Es "el nombre que es sobre todo nombre" al que Pablo hace referencia en Filipenses 2:9.
3. EL HIJO DEL HOMBRE. Este título es uno de los títulos más fascinantes que se le haya dado él Jesús y, probablemente, uno de los más mal entendidos. Debido a que la iglesia confiesa la naturaleza dual de Jesús, que es verdaderamente hombre y verdaderamente Dios, y a que la Biblia describe a Jesús como el Hijo del Hombre y como el Hijo de Dios, puede resultar una tentación suponer que el Hijo del Hombre se refiere a la humanidad de Jesús y que el Hijo de Dios se refiere a su deidad. Esto, sin embargo, no es exactamente así. Si bien el título el Hijo del Hombre incluye un elemento de humanidad, su referencia primaria es la naturaleza divina de Jesús. El título Hijo de Dios también incluye una referencia a su deidad, pero nos está señalando principalmente la obediencia de Jesús como el hijo.
Este título, el Hijo del Hombre, toma una importancia adicional cuando observamos que si bien ocupa el tercer lugar en cuanto a su frecuencia de utilización en el Nuevo Testamento (bastante bajo), ocupa el primer lugar (por un amplio margen) entre los títulos que Jesús utiliza para referirse a sí mismo. El Hijo del Hombre es por lejos la designación favorita de Jesús para sí mismo.
La importancia de este título surge de su vinculación con el uso que hace Daniel en el Antiguo Testamento (véase Daniel
En dicho caso el Hijo del Hombre se refiere claramente a un ser celestial que oficia en el papel de Juez cósmico. En labios de Jesús el título no es un ejercicio de falsa humildad, sino una reivindicación de su autoridad divina. Jesús reivindicó, por ejemplo, que el Hijo del Hombre tenía autoridad para perdonar pecados (Marcos 2: 10), una prerrogativa divina, y que era el Señor del Día de Reposo (Marcos 2:28).
4. EL LOGOS. No hay otro título para Jesús que haya engendrado tanto interés teológico y filosófico en los primeros tres siglos que el título de Logos. El Lagos fue central para el desarrollo temprano de la cristología de la iglesia. El prólogo del evangelio de Juan es crucial para el entendimiento cristológico del Lagos.
Juan escribe "En el principio era el Verbo (Logos), y el Verbo (Logos) era con Dios, y el Verbo (Logos) era Dios" (Juan 1:1).
En este pasaje asombroso el Lagos es distinguido de Dios ("era con Dios") y al mismo tiempo es identificado con Dios ("era Dios"). Esta paradoja tuvo gran influencia sobre el desarrollo de la doctrina de la Trinidad, en la que el Logos es considerado la Segunda Persona de la Trinidad. Difiere en persona del Padre, pero es uno en esencia con el Padre.
Es fácil comprender por qué las filosofías cristianas atraídas hacia el concepto del logos como un título para Jesús bien el término logos puede ser sencillamente traducido como "verbo" o "palabra", había detrás de lagos una historia de uso filosófico técnico que enriquecía su significado. Los antiguos griegos habían estado preocupados por encontrarle un sentido al universo y se habían embarcado, entonces, en la búsqueda de la "realidad última" (la metafísica). Sus filósofos procuraban encontrar al factor o el poder unificador que trajera el orden y la armonía a toda la diversidad existente en el reino de 10creado (la cosmología).
Procuraban hallar un nous (una mente) a la que (o a quien) atribuirle el orden de todas las cosas. A esta realidad suprema, unificadora, los griegos habían denominado lagos. Proveía a la realidad de coherencia o de "lógica". Este concepto fue usado por Heráclito y luego por los filósofos estoicos, donde se utilizó como una ley abstracta y cósmica.
Aunque el término está cargado de un bagaje filosófico griego pre-cristiano, el uso bíblico de lagos abarca más que el uso griego.
En Génesis 1:3ss. se nos dice que "dijo Dios ... y fue". Entonces, fue por la palabra de Dios que se hizo la creación. Lo que diferencia al concepto de lagos de la filosofía griega, sin embargo, es que el "lagos" del Nuevo Testamento es personal -la Palabra, o el Verbo, se hizo hombre y como tal vivió y murió en nuestro mundo.
RESUMEN
1. El Mesías significa "el Ungido" y es utilizado como un título de Jesús para demostrar su papel como Rey y como Siervo Sufriente. El Mesías es el título utilizado con mayor frecuencia para referirse a Jesús.
2. El Señor es el título asignado a Jesús que le sigue en frecuencia de uso, y se refiere a su autoridad suprema como Soberano del universo.
3. El Hijo del Hombre es el título que Jesús utilizó con mayor frecuencia para referirse a sí mismo. Este título se refiere principalmente al papel desempeñado por Jesús como Juez de todo el cosmos.
4. El título de Lagos tiene una rica herencia de la cultura hebrea y griega. Jesús es el Lagos -el Creador del universo, la realidad suprema detrás del universo, y Aquel que está constantemente sosteniendo al universo.
PASAJES BÍBLICOS PARA LA REFLEXIÓN
Génesis 1:1-2:3, Mateo 9:1-8, Mateo 16:13-21, Juan 1:1-18, Apocalipsis 19:11-16.

13. LOS NOMBRES DE CRISTO

Los nombres de Cristo más importantes son los siguientes:
1. JESÚS. Este nombre es el equivalente griego del nombre Hebreo Josué. Josué 1:1; Zacarías 3:1; o Jesús, Esdras 2:2. Se deriva de la palabra hebrea que significa «salvar» y designa a Cristo como Salvador, Mateo 1:21. Dos tipos de Cristo en el Antiguo Testamento llevaron este mismo nombre, a saber, Josué el hijo de Nun y Josué el hijo de Josadec.
2. CRISTO. La palabra Cristo es el equivalente en el Nuevo Testamento del Hebreo «Mesías» que significa «el ungido». Según el Antiguo Testamento, los profetas, 1 Reyes 19:6, los sacerdotes Éxodo 29:7 y los reyes 1 Samuel 19:1 eran ungidos con aceite, que simbolizaba el Espíritu Santo. Este ungimiento señalaba que habían sido apartados para sus tareas respectivas., y se hallaban calificados para ejercer las mismas. Jesucristo fue ungido por el Espíritu Santo para su triple oficio de profeta, sacerdote y rey. Desde un punto de vista histórico, este ungimiento tuvo lugar cuando fue concebido por el Espíritu Santo y cuando fue bautizado.
3. HIJO DEL HOMBRE. Este nombre, al ser aplicado a Cristo, se deriva de Daniel 7:13. Es un nombre que Jesús se da generalmente a sí mismo, y que otros raramente usan. Aun cuando contiene una indicación a la naturaleza humana de Cristo, a la luz de su origen histórico nos dirige hacia su carácter sobrehumano y a su futura venida en las nubes del cielo con gloria y esplendor, Daniel 7:13; Mateo 16:27, 28; 26:24 y Lucas 21:27.
4. HIJO DE DIOS. Cristo recibió el nombre de «Hijo de Dios» en diversos sentidos. Fue llamado así porque es la segunda persona de la Trinidad y por tanto es Dios, Mateo 11:27, pero también porque es el Mesías escogido, Mateo 24:36, y porque su nacimiento fue debido a la obra sobrenatural del Espíritu Santo, Lucas 1:35.
5. SEÑOR. Los contemporáneos de Jesús usaron algunas veces este nombre para con Jesús como a una forma de hablar cortésmente, tal como nosotros usamos el vocablo «señor». Poco después de la resurrección de Cristo este nombre adquiere un significado especial mucho más profundo. En algunos pasajes designa a Cristo como a Poseedor Y Gobernador de la Iglesia, Romanos 1:7, Efesios 1:17 y en otros ocupa el mismo lugar que debiera ocupar el nombre de Dios, 1 Corintios 7:34, Filipenses 4:4-5.
LAS NATURALEZAS DE CRISTO
La Biblia nos presenta a Cristo como a un ser dotado de dos naturalezas, la divina y la humana. Grande es el misterio de la piedad que Dios se haya manifestado en carne, 1 Timoteo 3:16.
LAS DOS NATURALEZAS
Dado que muchos hoy día niegan la divinidad de Cristo, es necesario poner énfasis en las pruebas bíblicas de la misma. Algunos pasajes del Antiguo Testamento ya nos dirigen a tal doctrina, Isaías 9:6, Jeremías 23:6, Miqueas 5:2, Malaquías. 3: 1. En el Nuevo Testamento, las pruebas son muy abundantes, Mateo 11:27; 16:16; 26:63,64 Juan 1:1,18; Romanos 9:5; 1 Corintios 2:8; 2 Corintios 5:10; Filipenses 2:6; Colosenses 2:9; Hebreos 1:1-3; Apocalipsis 19:16.
Ninguno de los que aceptan la existencia de Cristo niega su humanidad. De hecho, el único detalle de divinidad que muchos le otorgan es el poseer una humanidad perfecta. De todos modos hay pruebas abundantes de la humanidad de Cristo. Cristo habla de sí mismo como un hombre, Juan 8:40, y otros le llaman así, Hechos 2:22; Romanos 5:15; 1 Corintios 15:21. Cristo tenía los elementos esenciales de una naturaleza humana, a saber, cuerpo y alma, Mateo 26:26,38; Lucas 24:39; Hebreos 2:14. Además, se hallaba sujeto a las leyes ordinarias del desarrollo humano, Lucas 2:40, 52, y a las necesidades y sufrimientos humanos, Mateo 4:2; 8:2; Lucas 22:44; Juan 4:6; 11:35; 12:27; Hebreos 2:10, 18; Hebreos 5:7, 8. Sin embargo, a pesar de ser un hombre real, Cristo no tenía pecado.
No pecó, ni podía pecar, Juan 8; 46; 2 Corintios 5:21; Hebreos 4:15; 9:14; 1 Pedro 2:22, 1 Juan 3:5. Era necesario que Cristo fuera a la vez Dios y hombre. Sólo como a hombre podía ser nuestro substituto, y como tal sufrir y morir, y solamente como a hombre sin pecado podía pagar por los pecados de otros. Pero era solamente como a Dios que podía dar a su sacrificio un valor infinito, y llevar sobre sí la ira de Dios, para así librar a otros de ella, Salmos 40 :7-10; 130:3.

LAS DOS NATURALEZAS UNIDAS EN UNA PERSONA.

Cristo tenía una naturaleza humana, pero no era persona humana. La Persona del Mediador es el Hijo de Dios inmutable. En la encarnación, Cristo no se cambió en una persona humana, ni tampoco adoptó para sí una personalidad humana. Cristo asumió, a más de su naturaleza divina, una naturaleza humana. Esta naturaleza humana no llegó a desarrollar una personalidad independiente, sino que se personalizó en la Persona del Hijo de Dios. Al tomar esta naturaleza humana, la persona del Mediador fue a la vez divina y humana, es decir, Dios y hombre, poseyendo todas las cualidades esenciales de las naturalezas divina y humana.
Cristo tiene conciencia divina y humana, a la par que una voluntad divina y humana. Este es realmente un misterio que no podemos concebir. Las Escrituras enseñan claramente esta unidad en la persona de Cristo. Es siempre la misma Persona la que habla, tanto si expresa hechos divinos como humanos, Juan 10 :30; 17:5 comparado con Mateo 27 :46; Juan 19 :28. Aun a veces acciones y atributos humanos nos son presentados como obra de la Persona de Cristo en su divinidad Hechos 20:28; 1 Corintios 2:8; Colosenses 1: 13-14. A veces atributos y acciones divinas son imputados a la persona de Cristo bajo un nombre que designa su humanidad, Juan 3:13; 6:62; Romanos 9:5.
ALGUNOS ERRORES IMPORTANTES CONTRA ESTA DOCTRINA
En la Iglesia Primitiva los Ebionistas y los Alogi-negaron la divinidad de Cristo. En los días de la Reforma, también los Socinianos negaron tal verdad" y hoy día los Unitarios y modernistas la niegan también. Asimismo en la Iglesia primitiva encontramos el caso de Ario que negó la completa divinidad de Cristo y hablaba de él como a un semi-dios. Al contrario, Apolinario no reconoció su completa humanidad y mantuvo que el Logos divino, ocupó el lugar del espíritu humano en Cristo. Nestorio y sus seguidores negaron la unidad de las dos naturalezas en una Persona, y Eutique s y sus discípulos no llegaron a distinguir entre las dos naturalezas en la forma debida.
TEXTOS PARA APRENDER DE MEMORIA
LA DIVINIDAD DE CRISTO
1. Isaías 9:6. «Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado; y el principado sobre su hombro, y llamarse su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz».
2. Jeremías 23:6. «En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado y este será su nombre que le llamarán: Jehová nuestra justicia».
3. Juan 1:1. «En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios».
4. Romanos 9:5. «Cuyos son los padres, y de los cuales es Cristo según la carne, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos».
5. Colosenses 2:9. «Porque en él habita toda la plenitud de la divinidad corporalmente».
LA HUMANIDAD DE CRISTO
1. Juan 8:40. «Empero ahora procuráis matarme, hombre que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios».
2. Mateo 26:38. «Entonces Jesús les dice: Mi alma está muy triste hasta la muerte; quedaos, aquí, y velad conmigo».
3. Lucas 24:39. «Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy, palpad y ved; que el espíritu ni tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo».
4. Hebreos 2:14. «Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por la muerte al que tenía el imperio de la muerte, es a saber, al diablo».
LA UNIDAD DE LA PERSONA DE CRISTO
1. Juan 17:5. «Ahora pues, Padre glorifícame tú cerca de ti mismo con aquella gloria que tuve cerca de ti antes que el mundo fuese».
2. Juan 3: 13. «Y nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre, que está en el cielo».
3. 1 Corintios 2:8. «La que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de gloria».
PARA ESTUDIO BÍBLICO ADICIONAL
1. ¿En qué sentido fueron Josué hijo de Nun (Zacarías 3:8-9) y Josué hijo de Josadec (Hebreos; 4:8), tipos de Cristo?
2. ¿Qué nos enseñan los pasajes siguientes, acerca del ungimiento de Cristo? Salmo 2:2; 45:7; Proverbios 8:23; Isaías 61:1.
3. ¿Qué atributos divinos posee Cristo según Isaías 9:6; Proverbios 8:22-31; Miqueas 5:2; Juan 5:26; 21: 17? ¿Qué obras divinas? Marcos 2:5-7; Juan 1:1-3; Colosenses 1:16-17; Hebreos 1:1-3. ¿Qué honores divinos? Mateo 28:19; Juan 5:19-29; 14:1; 2 Corintios 13:14.
PREGUNTAS PARA EL REPASO
1. ¿Cuáles son los nombres de Cristo más importantes? ¿Qué significa cada uno de ellos?
2. ¿Qué elementos se hallan incluidos en el ungimiento de Cristo? ¿Cuándo tuvo lugar?
3. ¿De qué se derivó el nombre de «Hijo del hombre»? ¿Qué expresa?
4. ¿En qué sentido el nombre de «Hijo de Dios» se aplica a Cristo?
5. ¿Qué diferentes significados encontramos en la palabra «Señor» al ser aplicada a Cristo?
6. ¿Qué pruebas bíblicas tenemos para la humanidad y la divinidad de Cristo?
7. ¿Cuál es la naturaleza de la persona de Cristo: divina, humana o humana y divina?
8. ¿Cómo podemos probar con las Escrituras la unidad de la Persona de Cristo?
9. ¿Cuáles Son los errores principales sobre la Persona de Cristo?

14. LOS ESTADOS DE CRISTO

A menudo usamos las palabras «estado» y «condición» de manera indistinta. Al hablar de los estados de Cristo, usamos la palabra «estado» en un sentido más preciso, denotando la relación en que se mantuvo y aun mantiene con respecto a la ley. En los días de su humillación, Cristo fue siervo bajo la ley; en su exaltación es Señor por encima de la ley. Es pues natural que estos dos estados llevaran consigo condiciones de vida diferentes, y que estudiaremos en las diferentes fases de estos estados.
EL ESTADO DE HUMILLACIÓN
En él, Cristo se despojó de la majestad divina que era suya como Soberano del universo y asumió una naturaleza humana tomando la forma de un siervo. El Legislador supremo se sujetó a los requerimientos y maldición de la ley. Mateo 3:15; Gálatas 3:13; 4:4; Filipenses 2:6-8. Este estado de humillación se nos presenta bajo varias fases:
LA ENCARNACIÓN Y NACIMIENTO DE CRISTO
En la encarnación el Hijo de Dios se hizo carne y asumió una naturaleza humana, Juan 1:14; 1 Juan 4:2. Se hizo un miembro real de la raza humana al nacer de la Virgen María. Si como los Anabaptistas afirmaron, Cristo hubiera traído consigo desde el cielo una naturaleza humana, ello no le habría hecho miembro de la raza humana. La Biblia enseña el nacimiento virginal en varios pasajes, Isaías 7: 14; Mateo 1:20 y Lucas 1:34-35. Este nacimiento maravilloso fue debido a la influencia sobrenatural del Espíritu Santo, quien al mismo tiempo preservó la naturaleza humana de Cristo de la contaminación del pecado ya desde su misma concepción, Lucas 1:35.
LOS SUFRIMIENTOS DE CRISTO
Con frecuencia hablamos de los sufrimientos de Cristo como limitados a su agonía final, pero esto es falso. Su vida entera fue una vida de sufrimiento. Fue la vida de un siervo para aquel que era Señor de señores, y una vida en medio de pecado para aquel que no conoció en sí mismo el pecado. Satán lo tentó, los suyos le aborrecieron y sus enemigos lo persiguieron. Los sufrimientos de su alma fueron aún más intensos que los de su cuerpo. Fue tentado por el diablo, oprimido por un mundo de iniquidad que lo rodeaba, y afligido por el peso del pecado que reposaba sobre El, fue «varón de dolores, experimentado en quebranto». Isaías 53:3.
LA MUERTE DE CRISTO
Cuando hablamos de la muerte de Cristo nos referimos a su muerte física. Cristo no murió como consecuencia de un accidente, no bajo la mano de un asesino, sino bajo una sentencia judicial y fue contado con los perversos (Isaías 53:12). Al sufrir la muerte bajo el castigo romano de la crucifixión, murió de una muerte maldita, llevando sobre sí nuestra maldición, Deuteronomio 21:23; Gálatas 3:13.
LA SEPULTURA DE CRISTO
Parece como si la muerte en la cruz fuera la fase final de sus sufrimientos. ¿No dijo Jesús «Consumado es»? Estas palabras se refieren a su sufrimiento activo, pero Cristo continuó aún sufriendo. Su sepultura fue también parte de su humillación, y de la que como Hijo de Dios tuvo plena conciencia. El retorno del hombre a la tierra era parte del castigo por causa del pecado, Génesis 3:19. Que el Salvador tuviera que bajar a la tumba es también parte de su humillación según el Salmo 16:10; Hechos 2:27, 31; 13:34, 35. Tal humillación nos eliminó el terror de la tumba.
SU DESCENSO AL HADES
Las palabras del Credo Apostólico «descendió a los infiernos (o hades), han tenido diversas interpretaciones. Los católico-romano dicen que descendió al Limbus Patrum donde se hallaban los santos del Antiguo Testamento para darles la libertad; los Luteranos enseñan que entre su muerte y su resurrección, Cristo bajó a. los infiernos para predicar y celebrar su victoria sobre los poderes de las tinieblas.
Posiblemente nos encontramos ante una expresión figurada que denota: 1) que sufrió las agonías del infierno en el jardín y en la cruz, y que 2) Cristo entró en su más profunda agonía y humillación con su muerte, Salmo 16:8-10; Efesios 4:9.
EL ESTADO DE ENSALZAMIENTO
En su estado de ensalzamiento, Cristo pasó de su estado de sumisión a la ley como obligación del pacto, puesto que había pagado el castigo de la ley y merecido la justicia y vida eterna para el pecador. Además, fue coronado de honor y gloria que le correspondían. Hay cuatro fases diferentes en este ensalzamiento:
LA RESURRECCIÓN
La resurrección de Cristo no consistió en una mera reunión de cuerpo y alma, sino de un modo especial en que su naturaleza humana, tanto cuerpo como alma, fueron restablecidos en su belleza y fortaleza original, y levantados a un nivel muy superior aún. Al contrario de todos los que habían resucitado antes que El, Cristo se levantó con un cuerpo espiritual, 1 Corintios 15:44-45. Por tal motivo ha sido llamado «las primicias de los que durmieron», 1 Corintios 15:20, y «el primogénito de los muertos», Colosenses 1:18; Apocalipsis 1:5.
La resurrección de Cristo tiene un triple significado:
1) Fue una declaración por parte del Padre de que Cristo había cumplido las demandas de la Ley, Filipenses 2:9.
2) Simbolizó la justificación, regeneración y resurrección final de los creyentes, Romanos 6:4, 5, 9; 1 Corintios 6:14; 15:20-22.
3) Fue la causa de nuestra justificación, regeneración y resurrección, Romanos 4:25; 5:10; Efesios 1:20; Filipenses 3:10; 1 Pedro 1:3.
LA ASCENSIÓN
La ascensión fue en un sentido el complemento necesario de la resurrección, pero asimismo tuvo un significado especial. Tenemos una doble narración de la misma, a saber, Lucas 24:50-53 y Hechos 1:6-11. El apóstol Pablo la menciona en Efesios 1:20; 4:8-10; 1 Timoteo 3:16 y la epístola a los Hebreos hace énfasis de su significado en 1:3; 4:14; 6:20; 9:24. Fue una ascensión visible del Mediador, según la naturaleza humana, yendo de la tierra al cielo, y de un lugar a otro. Incluyó una nueva glorificación de la naturaleza humana de Cristo.
Los luteranos la presentan de otro modo. Para ellos fue un cambio de condición física en la cual la naturaleza humana de Jesús vino a gozar plenamente de ciertos atributos divinos, y se hizo permanentemente omnipresente. En la ascensión, Cristo nuestro Sumo sacerdote entró en el lugar más íntimo del santuario, para presentar al Padre su sacrificio y empezar su obra intercesora en el trono, Romanos 8:34; Hebreos 4:14; 6:20; 9:24.
Cristo ascendió a los cielos para prepararnos un lugar, Juan 14:1-3. Con El ya estamos sentados en los lugares celestiales y su ascensión nos asegura que tenemos un lugar reservado en los cielos, Efesios 2:6; Juan 17:24.
SU POSICIÓN A LA DIESTRA DE DIOS
Después de la ascensión, Cristo se sentó a la diestra de Dios, Efesios 1:20, Hebreos 10:12, 1 Pedro 3:22. La expresión «diestra de Dios» no puede ser tomada en su sentido literal, sino que es una figura indicando el lugar que Cristo ocupa en cuanto a su gloria y poder. Durante este período a la diestra de Dios, Cristo gobierna y protege a su Iglesia, dirige el curso del universo para el bien de Su Iglesia, e intercede por su pueblo sobre el fundamento de su sacrificio completado.
SU RETORNO FÍSICO
El ensalzamiento de Cristo alcanza su clímax cuando vuelve para juzgar a los vivos y a los muertos. Su segunda venida será corporal y visible, Hechos 1:11; Apocalipsis 1:7. Que Jesucristo volverá como Juez es evidente de pasajes como estos, Juan 5:22, 27; Hechos 10:42; Romanos 2:16; 2 Corintios 5: 10; 2 Timoteo 4: 1.
No sabemos la hora de su segunda venida. Cristo volverá para juzgar al mundo y completar la salvación de su pueblo. Esto será la victoria final de su obra redentora. 1 Corintios 4:5; Filipenses 3:20; Colosenses 3:4; 1 Tesalonicenses 4:13-17; 2 Tesalonicenses 1:7- 10; 2:1-12; Tito 2:13; Apocalipsis 1:7.
TEXTOS PARA APRENDER DE MEMORIA
EL ESTADO DE HUMILLACIÓN.
1. Gálatas 3:13. «Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito cualquiera que es colgado en madero).
2. Gá1atas 4:4, 5. Pero venido el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, hecho de mujer, hecho súbdito a la Ley, para que redimiese a los que estaban debajo de la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos.
3. Filipenses 2:6-8. El cual, siendo en forma de Dios no tuvo por usurpación ser igual a Dios; sin embargo, se anonadó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y hallado en la condición como hombre, se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
LA ENCARNACIÓN.
1. Juan 1:14. «Y Aquel Verbo fue hecho carne y habitó entre los hombres y vimos su gloria, gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
2. Rom. 8:3. «Pues lo que era imposible por la ley, por cuanto yo era débil por la carne, Dios enviando a su Hijo en semejanza de carne pecadora, y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne».
EL NACIMIENTO VIRGINAL
1. Isaías 7:14. «He aquí, la virgen concebirá y parirá un hijo y llamarás su nombre Emmanuel».
2. Lucas 1:35. «Y respondiendo el ángel le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del Altísimo te hará sombra; por lo cual también lo Santo que nacerá, será llamado Hijo de Dios».
EL DESCENDIMIENTO AL HADES
1. Salmo 16:10. «Porque no dejarás mi alma en el Sheol (Hades en Hechos 2:27); ni permitirás que tu Santo vea corrupción».
2. Efesios 4:9. “Y que subió, ¿que es sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra?”
LA RESURRECCIÓN
1. Rom. 4:25. «El cual fue entregado por nuestros delitos y resucitado para nuestra justificación».
2. 1ª Corintios 15.20. «Pero ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho».
LA ASCENSIÓN
1. Lucas 24:51. «Y aconteció que bendiciéndolos se fue de ellos; y era llevado arriba al Cielo.
2. Hechos 1:11. «Los cuales también les dijeron: Va rones galileos ¿qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús que ha sido tomado de vosotros arriba en el cielo así vendrá, como le habéis visto ir al cielo».
SU POSICIÓN
1. Efesios 1:20. «La cual obró en Cristo resucitándole de los muertos y colocándole a su diestra en el Cielo».
2. Hebreos 10:12. «Empero éste, habiendo ofrecido por los pecados un solo sacrificio para siempre, está sentando a la diestra de Dios».
SU SEGUNDA VENIDA
1. Hechos 1:11. (Véase el texto citado arriba.)
2. Apoc. 1:7. «He aquí que viene en las nubes, y todo ojo lo verá, y los que le traspasaron; y todas las tribus de la tierra lamentarán sobre El».
PARA ESTUDIO BÍBLlCO ADICIONAL
1. ¿Qué nos dice el Antiguo Testamento acerca de la humillación de Cristo en los pasajes siguientes? Salmo 22: 6-20; 69:7-9; 20:21; Isaías 52:14, 15; 53:1-10; Zac. 11:12-13.
2. ¿Cuál es el valor especial de las tentaciones de Cristo en lo que a nosotros se refiere? Hebreos 2:18; 4:15; 5:7-9.
3. ¿Cómo prueban los siguientes pasajes que el Cielo es un lugar más bien que una condición? Deut. 30:12; Josué 2:11; Salmo 139:8; Ec1es. 5:2; Isaías 66:1; Rom. 10:6, 7
PREGUNTAS PARA REPASO
1. ¿Qué queremos significar al decir los estados del Mediador?
2. ¿Cómo definiría usted los estados de humillación y exaltación?
3. ¿Cómo recibió Cristo su naturaleza humana?
4. ¿Qué pruebas tenemos del nacimiento virginal?
5. ¿Qué relación tiene el Espíritu Santo con el nacimiento de Cristo?
6. ¿Se limitaron los sufrimientos de Cristo al fin de su vida?
7. ¿Tiene alguna importancia la forma en que Cristo murió?
8. ¿Cuáles son las diferentes opiniones respecto al descendimiento al Hades?
9. ¿Cuál fue la naturaleza de la resurrección de Cristo? ¿Qué cambio tuvo lugar?
      10. ¿Cuál fue el significado de la resurrección?
      11. ¿Cómo probaría que la ascensión fue el traslado de un lugar a otro?
      12. ¿Cuál es su significado y cómo lo conciben los luteranos?
      13. ¿Qué significa la posición a la diestra de Dios? ¿Qué hace Cristo allí?
      14. ¿Cómo volverá Cristo, y cuál es el propósito de su Venida?

15. LOS MINISTERIOS DE CRISTO

La Biblia nos dice que Cristo tiene un triple ministerio y nos habla de El como Profeta, Sacerdote y Rey.
EL MINISTERIO PROFÉTICO
El Antiguo Testamento predijo que Cristo vendría como profeta, Deuteronomio 18:15 (véase Hechos 3:23). Jesús mismo habla de sí como profeta en Lucas 18:33, y alega que trae un mensaje del Padre, Juan 8:26-28; 12:49-50; 14:10, 24, predice el futuro, Mateo 24:3-35; Lucas 19: 41-44, y habla con autoridad singular, Mateo 7:29.
No es pues de extrañar que el pueblo le reconociera como profeta, Mateo 21:11, 46; Lucas 7:16; 24:19, Juan 6: 14; 9:40; 9:17. Un profeta es aquella persona que recibe revelaciones divinas en sueños, visiones y mensajes verbales y que las transmite al pueblo de palabra o bien mediante acciones proféticas visibles, Éxodo 7:11; Deuteronomio 18:18; Números 12:6-8; Isaías 6; Jeremías 1:4-10; Ezequiel 3:1-4, 17.
Su obra pertenece al pasado, al presente y al futuro. Una de sus tareas más importantes fue la de interpretar al pueblo los aspectos morales y espirituales de la ley. Cristo fue profeta ya en el Antiguo Testamento, 1 Pedro 1:11; 3:18-20. Asimismo fue profeta cuando estuvo en la tierra, y continuó tal obra, por la operación del Espíritu Santo sobre los apóstoles, después de la ascensión, Juan 14: 26; 16:12-14; Hechos 1:1. Aún ahora su ministerio profético continúa a través de la predicación de la Palabra y de la iluminación espiritual impartida a los creyentes. Esta es la única función que la teoría modernista reconoce en Cristo.
SU MINISTERIO SACERDOTAL
El Antiguo Testamento también predijo que el Redentor que vendría sería sacerdote, Salmo 110:4; Zacarías 6:13; Isaías 53. En el Nuevo Testamento hay solamente un libro en el cual Cristo es llamado sacerdote, la carta a los Hebreos, pero allí encontramos este nombre repetidas veces, 3:1; 4:14; 5:5; 6:20; 8:1. Sin embargo, hay otros libros que hacen referencia a su obra sacerdotal, Marcos 10:45; Juan 1:29; Romanos 3:24-25; 1 Corintios 5: 7; 1 Juan 2:2; 1 Pedro 2:24; 3:18. Mientras que un profeta representa a Dios delante del pueblo, el sacerdote representaba al pueblo delante de Dios.
Ambos eran asimismo maestros, pero mientras el primero enseñaba la ley moral, el otro impartía al pueblo la ley ceremonial. Además, los sacerdotes tenían el privilegio especial de acercarse a Dios, y de hablar y actuar en lugar del pueblo, Hebreos 5:1, nos enseña que el sacerdote era escogido de entre los seres humanos para ser su representante, que era escogido por Dios y actuaba ante El para el beneficio de los hombres, y ofrecía dones y sacrificios por los pecados. Al mismo tiempo intercedía por el pueblo.
La obra sacerdotal de Cristo fue de un modo especial, ofrecer un sacrificio por el pecado. Los sacrificios del Antiguo Testamento eran tipos que señalaban el camino hacia el gran sacrificio de Cristo, Hebreos 9:23-24; 10:1; 13:11, 12. De aquí que Cristo es llamado «el Cordero de Dios», Juan 1:29 y <<nuestra pascua», 1 Corintios 5:7. El Nuevo Testamento nos habla claramente de la obra sacerdotal de Cristo en muchos pasajes: Marcos 10:45; Juan 1:29; Romanos 3:24-25; 5: 6-8; 1 Corintios 5:7; 15:3; Gálatas 1:4; Efesios 5:2; 1 Pedro 2:24; 3:18; 1 Juan 2:2; 4:10 Apocalipsis 5: 12. Las referencias son aún más frecuentes en la carta a los Hebreos 5:1-10; 7:1-28; 9:11-15, 24-28; 10:11-14, 19-22; 12:24; 13:12.
Además de ofrecer el gran sacrificio por los pecados, Cristo como sacerdote, intercede también por Su pueblo. Se le llama nuestro paracleto por deducción de Juan 14:16 y explícitamente en 1 Juan 2:2. Esta palabra significa «uno que es llamado para ayudar, un abogado, uno que defiende la causa de otro». En el Nuevo Testamento, Cristo es llamado nuestro intercesor en Romanos 8:34; Hebreos 7:25; 9:24; 1 Juan 2:1.
Su obra intercesora está basada en su sacrificio, y no se halla limitada, como algunos han pensado, a intercesión en la oración. Cristo presenta su sacrificio a Dios, y sobre tal base pide bendiciones espirituales para su pueblo, los defiende de las acusaciones de Satán, la ley y la conciencia, obtiene el perdón para todas aquellas acusaciones que son justas, y santifica su adoración y servicio por mediación del Espíritu Santo. Su obra intercesora es limitada en su carácter, ya que se refiere sólo a los elegidos de Dios, pero incluye a todos los elegidos, tanto si ya son creyentes como si se hallan aún en el estado de incredulidad, Juan 17 :9, 20.
EL MINISTERIO REAL
Como Hijo de Dios, Jesucristo goza por naturaleza del dominio universal de Dios. En distinción a este dominio universal, hablamos ahora de la majestad que le fue conferida en su ministerio de Mediador. Esta majestad es de dos clases: Su dominio espiritual sobre la Iglesia, y su dominio del universo.
SU MAJESTAD ESPIRITUAL
La Biblia nos habla de ella en muchos lugares, Salmo 2:6; 132:11; Isaías 9: 6-7; Miqueas 5:2; Zacarías 6:13; Lucas 1:33; 19:38; Juan 18:36-37; Hechos 2:30-36. La majestad de Cristo en su soberanía real sobre su pueblo. La llamamos espiritual porque tiene que ver con un reino espiritual establecido en los corazones y vidas de los creyentes, tiene fines espirituales que persigue, es decir la salvación de los pecadores; y su administración es también espiritual a través de la Palabra Santa y el Espíritu Santo.
Su ejercicio abarca la reunión, gobierno, protección y perfeccionamiento de la Iglesia. Tanto este gobierno como los límites del mismo reciben en el Nuevo Testamento los nombres de «reino de Dios» y «reino de los cielos». En su sentido estricto, sólo los creyentes, miembros de la Iglesia invisible, son ciudadanos de este reino.
Pero el término «reino de Dios» se usa a veces en un sentido más amplio, incluyendo a todos aquellos que viven donde el Evangelio es proclamado, aun aquellos que ocupan un lugar en la Iglesia visible, Mateo 13:24¬30, 47-50. El reino de Dios, por una parte, es una realidad espiritual y presente en los corazones y vidas de los hombres, Mateo 12:28; Lucas 17:21; Colosenses 1: 18, pero por la otra es también una esperanza futura, que no tendrá lugar hasta la segunda venida de Cristo, Mateo 7:21; Lucas 22:29; 1 Corintios 15:20; 2 Timoteo 4: 18; 2 Pedro 1: 11. Este reino futuro será en su esencia el mismo reino que el presente, es decir, el gobierno de Dios establecido y reconocido en los corazones de los hombres.
Pero será asimismo diferente, ya que será un reino visible y perfecto. Hay quienes opinan que el reino de Cristo cesará en Su segunda venida, pero la Biblia nos dice muy claramente que el reino de Cristo es eterno, Salmo 45:6; 72:17; 89:36-37; Daniel 2.44; 2 Samuel 7:13, 16; Lucas 1:33; 2 Pedro 1:11.
SU DOMINIO UNIVERSAL
Después de Su resurrección Cristo dijo a sus discípulos «Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra», Mateo 28:18. Esta misma verdad es repetida en 1 Corintios 15:27 Efesios 1: 20-22. Esta potestad no debería ser confundida con la majestad original de Cristo como Hijo de Dios, aun cuando tiene que ver con el mismo dominio. Esta potestad dada a Cristo tiene que ver con aquella majestad concedida a Cristo en su capacidad de Mediador de la Iglesia.
Es como Mediador que Cristo ahora, guía el destino de los individuos y las naciones, controla la vida del mundo entero y la hace sujeta a sus propósitos redentores. Asimismo protege a la Iglesia de los peligros a que se halla expuesta en el mundo. Esta majestad de Cristo continuará hasta que Cristo haya obtenido la victoria completa sobre todos los enemigos del reino de Dios. Cuando tal obra haya sido llevada a cabo, Cristo devolverá esta majestad al Padre, 1 Corintios 15:24-28.
TEXTOS PARA APRENDER DE MEMORIA
CRISTO EN SU MINISTERIO DE PROFETA
1. Deuteronomio 18: 18. «Profeta les suscitaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará de todo lo que yo le mandaré».
2. Lucas 7:16. «Y todos tuvieron miedo, y glorificaron a Dios, diciendo: Que un gran profeta se ha levantado entre nosotros; y que Dios ha visitado a su pueblo».
CRISTO EN SU MINISTERIO COMO SACERDOTE
1. Salmo 110:4. «Juró Jehová, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec».
2. Hebreos 3:1. «Por tanto, hermanos santos, participantes de la vocación celestial, considerad al Apóstol y Pontífice de nuestra profesión, Cristo Jesús».
3. Hebreos 4:14. «Por tanto, teniendo un gran Pontífice, que penetró los cielos, Jesús el hijo de Dios, retengamos nuestra profesión».
SUS CARACTERÍSTICAS COMO SACERDOTE / SU SACRIFICIO
1. Hebreos 5:1, 5. «Porque todo pontífice, tomado de entre los hombres, es constituido a favor de los hombres en lo que a Dios toca, para que ofrezca presentes y sacrificios por los pecados ... Así también Cristo no se glorificó a sí mismo haciéndose Pontífice, mas el que le dijo: Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy».
2. Isaías 53:5. «Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados: el castigo de nuestra paz sobre él; Y por su llaga fuimos nosotros curados».
3. Marcos 10:45. «Porque el Hijo del Hombre tampoco vino para ser servido, mas para servir, y dar su vida en rescate por muchos».
4. Juan 1:29. «He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo».
5. 1 Pedro 2:24. «El cual mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros siendo muertos a los pecados, vivamos a la justicia».
6. 1 Juan 2:2. «Y él es la propiciación por nuestros pecados: y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo».
SU OBRA INTERCESORA
1. Romanos 8:34. «Cristo es el que murió; más aún, el que también resucitó, quien además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros».
2. Hebreos 7:25. «Por lo cual puede también salvar eternamente a los que por él se allegan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos».
3. 1 Juan 2:1b. «Y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo».
CRISTO COMO REY DE SIÓN
1. Salmo 2:6. « Yo empero he puesto mi rey sobre Sión, monte de mi santidad».
2. Isaías 9:7. «Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán término, sobre el trono de David, y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia, desde ahora para siempre».
3. Lucas 1:32-23. «Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo: y le dará el Señor Dios el trono de David su padre. Y reinará en la casa de Jacob por siempre; y de su reino no habrá fin».
CRISTO COMO REY DEL UNIVERSO.
1. Mateo 28:18. «Y llegando Jesús les habló, diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra».
2. Efesios 1:22. «Y sometió todas las cosas debajo de sus pies, y lo dió por cabeza sobre todas las cosa a la Iglesia».
3. 1 Corintios 15:25. «Porque es menester que él reine, hasta poner a todos sus enemigos debajo de sus pies».
PARA ESTUDIO BÍBLICO ADICIONAL
1. ¿Qué nos enseñan los pasajes siguientes sobre la naturaleza de la obra de Cristo como profeta? Éxodo 7:1; Deuteronomio 18:18; Ezequiel 3:17.
2. ¿Qué tipos de Cristo en el Antiguo Testamento nos son indicados en los pasajes siguientes: Juan 1: 29; 1 Corintios 5:7; Hebreos 3:1; 4:14; 8:3-5; 9:13¬14; 10:1-14; 13:11-12?
3. ¿Qué enseñanzas sobre el reino de Dios encontramos en estos pasajes? 1 Juan 3:3, 5; 18:36-37. Romanos 14:17; 1 Corintios 4:20.
PREGUNTAS PARA REPASO
1. ¿Qué triple ministerio ejerce el Señor Jesucristo?
2. ¿Qué es un profeta y qué pruebas tenemos de que Cristo era profeta?
3. ¿En qué sentido fue Cristo profeta en los diferentes períodos de la historia?
4. ¿Qué distinción existe entre un sacerdote y un profeta? ¿En qué difieren sus enseñanzas respectivas?
5. ¿Qué pruebas bíblicas tenemos sobre el ministerio de Cristo como sacerdote?
6. ¿Cuáles son las características de un sacerdote?
7. ¿Cuál fue la naturaleza del sacrificio de Cristo? ¿En qué sentido fue ya anticipada en el Antiguo Testamento?
8. ¿En qué consiste la obra intercesora de Cristo?
9. ¿Para quiénes intercede Cristo?
    10. ¿Qué cosa es la majestad espiritual de Cristo y cuáles son los límites de su reino?
    11. ¿Cuál es la relación entre el reinado presente de Cristo y el futuro reinado?
    12. ¿Cuánto tiempo durará su reino espiritual?
    13. ¿Cuál es la naturaleza y propósito de su reino espiritual?

    14. ¿Cuánto tiempo durará?